Evaluación de Políticas Publicas de Empleo.


Evaluar es aprender. Aprender de los aciertos y de los errores. Por ello, la evaluación de las Políticas de Empleo se convierten en una buena herramienta para  la gestión de fondos públicos. Porque aprendemos a hacerlo mejor.


No obstante, a pesar de las bondades de estas herramientas, la obtención de resultados exigen el paso del tiempo. Desconocemos las consecuencias de una política en el futuro, sólo el análisis del pasado nos ilustra. Para conocer los efectos de las políticas de 2008, debemos esperar al menos 1 o 2 años, puesto que sus efectos no son inmediatos.

Es por ello el documento de Evaluación de Políticas de Empleo del Servicio Canario de Empleo, elaborado por EDEI CONSULTORES y el OBECAN, que publicamos está referido a esa fecha.

Cuando estaba en el colegio recuerdo la evaluación como un proceso al que nos sometían para medirnos y que terminaba cuando nos ponían las notas. Se medía el éxito o el fracaso, te etiquetaba como buen o mal alumno. Algunos de mis compañeros repetían curso y nos daba mucho miedo suspender. Los exámenes de evaluación eran en si mismo el objeto, nunca un medio. Se estudiaba para el examen, no para aprender.
Nos hacían pasar la noche en vela, aprendiendo de memoria cosas que a la semana se habían olvidado.

No tengo buenos recuerdos, además no se centraba en aprender, ni en conocernos mejor, tampoco se centraba en las peculiaridades de cada uno de nosotros.

Si tienen recuerdos parecidos, es probable que el concepto no les guste mucho, pero evaluar es otra cosa.

Una buena evaluación es aquella que se inicia con la formulación de los objetivos y culmina con la confirmación de estos; aquella que es integradora y diagnostica las deficiencias, aquella que se adecua a las circunstancias y genera un efecto de retroalimentación. La que nos motiva y genera estímulos para ser mejor.

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