Evaluación de Politicas de Empleo 2: Por dónde empezar


En el anterior post comentábamos que el objeto de la evaluación es aprender hacer las cosas mejor.
Dentro del contexto de las políticas de empleo hay varios aspectos que consideramos susceptibles de mejora. Algunos de ellos se encuentran relacionados con la eficiencia en el gasto del dinero publico, con la simplificación administrativa, con prestar más y mejores servicios ....


Pero el primer paso debe ser conocer y cuantificar lo que hacemos. Cada política representa un porcentaje en el presupuesto, su importancia financiera es el primer indicador que nos revela “lo importante” que es. Conociendo en qué nos gastamos el dinero podemos preguntarnos si se podría invertir mejor.
Este ejercicio lo podemos realizar a nivel personal. Algunos bancos facilitan la estadística de las cuentas. Agrupan el gasto en función de criterios tales como “vivienda”, “alimentación”, “ocio”, “viajes”, “gasolineras”, “colegios”, “talleres”... Consultado las estadísticas de gasto que facilitan podemos saber en que gastamos el dinero. Puede llegar a sorprendernos.
No es el único ejemplo, el historial web de Google, radiografía el uso que hacemos de internet. Ambos ejemplos nos permiten conocer más de nosotros mismos que yendo al psiquiatra Es probable que al medir el gasto o el uso que hacemos de Internet no nos reconozcamos, pero somos nosotros.

En segundo lugar, conocer la relación entre el esfuerzo (en recursos) y los resultados. Lo que se denomina “Análisis de cobertura y eficacia”. Este análisis permite dimensionar la política en relación al colectivo al que se dirige. Por ejemplo, que porcentaje de desempleados procedentes del sector de la construcción se recualifican para poder insertase de nuevo en otro sector. La eficacia está relacionada con los niveles de participación, finalización y abandono de los servicios que se prestan a los beneficiarios. Las preguntas propias de la eficacia cuestionan como hacer las cosas de otra forma y no como siempre las hemos hecho.

En tercer lugar, una política de empleo tiene como objetivo mejorar la empleabilidad. Por ello medir si los beneficiarios consiguen empleo o no, es un buen indicador de la eficacia de un servicio. El análisis de inserción, refleja a nivel de beneficiarios, las tasas de inserción del programa a corto plazo (0-6 meses) y a largo plazo (0-12 meses) y las tasas de actividad ( a 12 meses para el programa Servicios Creación Empresas y a 12 y 24 meses para el resto de programas de emprendeduría.

En cuarto lugar, poder comparar la eficiencia en el gasto. Resumir los resultados a euros por beneficiario insertado. Es evidente que no es el único indicador a tener en cuenta, pero conocer cuanto cuesta insertar a un alumno de escuela taller o a un parado que ha recibido un curso tiene su aquel. Podríamos pensar que lo más barato es lo que debemos hacer, pero como en otras esferas de la vida lo barato a veces no es lo mejor.

Por último, cabe preguntarnos. ¿Para qué sirve esto? No me refiero a la evaluación sino a las políticas de empleo. El análisis de causalidad permite establecer la relación entre los resultados y las causas. La comparación de los resultados de inserción del colectivo de participantes, y un colectivo de referencia “no participante” en el programa que sirve como Grupo de Control permite el contraste estadístico de los resultados. Con ello podemos responder a la pregunta ¿Que hubiera pasado si no se hubiera hecho?

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